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11 junio 2015

El vínculo que se da entre un bebé y su cuidador

por Ana Charfén, IBCLC.
Recientemente he estado sumergida en la investigación de mi tesis de maestría, que habla del cuidado infantil fuera de casa.
Y hoy he estado pensando mucho en las cualidades que este cuidado debe tener para desarrollar al bebé de manera correcta desde el punto de vista emocional.
Cuando un bebé nace, la mamá y el bebé empiezan a formar una relación. Si la mamá cuida personalmente al bebé, y muchas podemos hablar de eso, se crea una relación muy profunda, una especie de simbiosis, un diálogo que va más allá de las palabras, en la cual el instinto y la intuición juegan un papel fundamental. Más aún cuando una mamá amamanta a su hijo, porque en tan estrecha convivencia, al bebé tomar pecho tan frecuentemente, una aprende a leer a su hijo. (No quiero decir que si una no amamanta no se logre, pero tal vez si sea más fácil) El menor de un año prácticamente no habla... Pero las mamás somos expertas en entender lo que nuestro hijo necesita. Sabemos si tiene hambre, si está cansado o sobreestimulado, sabemos si está estresado o feliz. Y es en esos momentos en los que el pecho materno se convierte en una varita mágica, porque nos sirve para alimentar el cuerpo de nuestro hijo, pero también su alma: si está adolorido, tomando pecho se le quita el dolor, si tiene hambre, ésta se satisface, si tiene frío, en nuestros brazos encuentra calor, si tiene sueño, con el pecho se duerme. Y si solo quiere succionar, pues somos el chupón original. A veces es reconfortante pensar que si todo lo material faltara, la madre es la fuente de todo lo que el bebé necesita, tal como alimento, entretención, abrigo. Recuerdo en los años que amamanté a mis hijos como me sentía como una especie de Diosa, nutricia, abundante, fuente de alimento y amor.
Cuando una mamá no cuida personalmente a su bebé, alguien lo hace. Puede ser que el bebé esté con una nana, o en una guardería. El bebé recibirá cuidados de otra persona aparte de su mamá. Y entonces se creará una relación entre ellos. Si esa relación es fuerte y profunda, si la cuidadora o el cuidador del bebé es sensible, y atiende al bebé, se creará una relación de apego entre ellos, desearán estar juntos y se sentirán tristes cuando se alejan. Buscarán estar en proximidad, y se la pasarán bien. Y entonces llega el conflicto de la mamá que delegó el cuidado de su bebé: "¿me querrá mi bebé más que a su nana o a su cuidadora, a pesar de que está con ella mucho más tiempo?" Por tanto hay un tabú, hacia esa relación que se da entre las personas que cuidan a los bebés... No hay que apegarse demasiado... No hay que competir con el cariño de mamá... No quiero que mi hijo quiera más a su cuidadora o nana que a mí... He visto mamás destrozadas que cuando su hijo llama "mamá" a la nana, se preguntan cómo puede ser.
Entonces me pregunto. ¿Cómo podemos lograr que un bebé sienta ese vínculo fuerte con su cuidador, cuando la mamá tiene que ir a trabajar, por ejemplo? ¿Cómo podemos lograr que la mamá acepte que su hijo necesita ese vínculo con alguien si ella está fuera la mayor parte del tiempo?. Lo que queremos las mujeres es que nuestros hijos sean felices y se desarrollen plenamente. Al establecer relaciones superficiales en ese periodo tan importante del bebé, ¿no estaremos limitando su desarrollo emocional?.
Creo que como sociedad, necesitamos plantearnos seriamente cómo conciliar la vida laboral y maternal de las mujeres. La mujer es una sola persona, a pesar de tener dos identidades: mujer que produce intelectual y económicamente y mujer que cría y produce bienestar para lo más precioso; su hijo.
¿Cómo crees que se puedes solucionar este problema?
Los artículos aquí publicados son originales de Ana Charfén, o reproducidos con autorización del autor o citando la fuente. Por favor no copies mi contenido.

2 comentarios:

  1. Hola. Yo soy una futura madre que tendrá que dejar el cuidado de su nena a una tercera persona cuando ella tenga tres meses aproximadamente. Me encantaría cuidarla todo el tiempo yo pero soy mamá soltera y tengo que trabajar, más aún, cuidar mi trabajo. A pesar de eso creo que puedo mantener el apego a través de la lactancia materna exclusiva incluso cuando yo vuelva a trabajar, y el colecho. No sé si funcione, pero creo que eso ayudará a tener presente a mamá aún cuando yo no esté y a que distinga quien es quien (cuidadora de la guardería y mami). Saludos.

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  2. Hola!

    Yo tuve que dejar a mi bebé a los 40 días. Tenia que trabajar. Sufrí su indiferencia, su frialdad. Por fortuna quienes cuidaron de él en mi ausencia fueron mi madre y mi suegra, y lo cuidan bien. Pero vi como el vínculo entre nosotros se rompía. Me esforcé por pasar todo mi tiempo libre con él, dejando a segundo plano incluso las labores de casa. Todo el tiempo que no estaba trabajando, estaba con él. Ahora tiene seis meses. Ya me busca, me recibe con alegría. Me costó compartir su amor con mi madre y mi suegra, pero comprendí que era parte de lo mismo. Tomó como apego principal a mi madre. Intervinieron muchas personas porque todos lo esperaban, y creo lazos con abuelos, tíos, sobrinos. Al principio a mi era a la que menos hacia caso, no dejaba que lo besara, lloraba cuando lo cargaba, pero conforme pasó el tiempo, conforme me aferré a tenerlo en mis brazos, a pasearlo en fular, a bañarlo cada vez que podía, jugar con él, a dormir con él, poco a poco lo recuperé.

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