Cuidado con lo
que dices – Diane Wiessinger
Publicado en el Journal of Human Lactation, Vol. 12, No.
1, 1996
La consultora de lactancia dice: “Tiene la mejor
oportunidad de brindarle a su bebé el mejor comienzo en la vida, a través del
vínculo especial que da el amamantamiento. Las ventajas maravillosas para usted
y su bebé son para toda la vida.” Y la madre da biberón. ¿Por qué?
En parte se debe a que ese argumento de venta podría
bien venir de un folleto de leche artificial para bebés. Cuando nuestro lenguaje
es intercambiable con el lenguaje de la industria de leche artificial, uno de
nosotros se equivoca... y probablemente no sean las multinacionales. He aquí
parte del lenguaje que, en mi opnión, subvierte nuestras buenas intenciones
cada vez que lo usamos.
Lo mejor posible, ideal, óptimo, perfecto. ¿usted es
el/la mejor padre/madre posible? ¿Es su vida familiar
ideal? ¿Prepara comidas óptimas? Por supuesto que no. Esos son objectivos
admirables, no estándares mínimos. Expresémoslo de otra manera. ¿Es su manera
de ser padre/madre inadecuada? ¿Es su vida familiar anormal? ¿Las comidas que
prepara son deficientes? Eso duele. Puede ser que usted no espere estar por
encima de lo normal, pero ciertamente no quiere estar por debajo.
Cuando nosotros (y los fabricantes de leche
artificial) decimos que el amamantamiento es la mejor manera posible de
alimentar a los bebés porque provee el alimento ideal, perfectamente balanceado
para la nutrición óptima del lactante, la respuesta lógica es “¿Y qué?” Nuestra
propia experiencia nos dice que lo óptimo no es necesario, y en esta forma de
expresarse está implicito que la alimentación artificial es totalmente normal –
y por lo tanto la segura y adecuada. La verdad es que el amamantamieno no es
nada más que normal. La alimentación artificial, que no es igual ni superior,
es por lo tanto deficiente, incompleta e inferior. Esas son palabras difíciles
de decir, pero tienen un lugar en nuestro vocabulario.
Ventajas. Cuando hablamos de las ventajas del
amamantamiento – “menores índices” de cáncer, “riesgo reducido” de alergias,
vínculo “más fuerte”, sistema inmunológico “fortalecido” – reforzamos el
concepto de la alimentación con biberón como la norma aceptada y
aceptable.
Las comparaciones en el terreno de la salud usan una
norma biológica y no cultural para evaluar si una desviación es dañina o
positiva. Los fumadores muestran mayores índices de enfermedad; el consumo de
ácido fólico durante el embarazo puede disminuir el riesgo de defectos
congénitos. Dado que el amamantamiento es la norma biológica, los bebés
amamantados no son “más saludables”; los bebés alimentados artificialmente se
enferman más seguido y más seriamente. Los bebés amamantados no tienen “mejor
olor”; la alimentación artificial resulta en un olor anormal y desagradable que
refleja problemas en el intestino del bebé. No podemos pretender crear una
cultura que amamante si no insistimos en un modelo de salud basado en el
amamantamiento a través de nuestro lenguaje y nuestra literatura.
Cuando no describimos los riesgos de la alimentación artificial, privamos a las madres de información decisiva para la toma de decisiones
No debemos dejar de desafiar la manera de expresarse
de los medios y nuestros pares. Cuando no describimos los riesgos de la
alimentación artificial, privamos a las madres de información decisiva para
la toma de decisiones. La madre que
tiene problemas con el amamantamiento puede bien no buscar ayuda para alcanzar
una “beneficio especial”; pero puede exigir que la ayuden si sabe cuánto pierden
ella y su bebé al no amamantar. Es mucho menos probable que use leche
artificial “para acostumbrarlo al biberón” si sabe que el contenido de ese
biberón causa daño.
Es en la discusión del efecto sobre el desarrollo
cognitivo donde se preserva con más cuidado la cómoda ilusión de la normalidad
de la alimentación con biberón. Cuando pregunto a los profesionales si conocen
el estudio sobre la relación entre el consumo de tabaco de los padres y el
Coeficiente Intelectual (CI), alguien siempre me dice que los hijos de madres
fumadoras tienen “menores CIs”. Cuando pregunto sobre el estudio que compara
prematuros alimentados con leche humana y leche artificial, alguien siempre
sabe que los niños alimentados con leche humana son “más inteligentes”. Nunca
he visto otra manera de presentación para estos dos estudios por parte de la
prensa. – o por parte de los autores de los trabajos. Aún los profesionales de
la salud sienten el impacto de mis palabras cuando expreso los resultados
usando el amamantamiento con la norma: los niños alimentados con leche
artificial, tal como los hijos de madres fumadoras, tienen CIs más bajos.
La inversión de la realidad se vuelve aún una mayor
fuente de confusión cuando se usan procentajes, porque los números cambian
dependiendo de qué elegimos como la norma. Si B es 3/4 de A, entonces A es 4/3 de B. Elegimos A como el estándar, y
entonces B es 25% menos. Elegimos B como el estándar, y A es is 33 y 1/3% más. Así, si un item que cuesta 100 unidades
se pone en oferta a "25% menos," el precio se convierte en 75. Cuando
la oferta se termina, y el item es remarcado con su precio original, debe ser
remarcado con un incremento de 33 y 1/3%
para que el precio regrese a 100.
Estos mismos números aparecen en un estudio reciente
que encontró una "disminución del 25% " en la incidencia de cáncer de
pecho entre las mujeres que habían sido amamantadas. Si expresamos este
resultado usando al amamantamiento como la norma, hubo un aumento del 33 y 1/3%
de la incidencia de cáncer de pecho entre las mujeres que fueron alimentadas
artificialmente cuando eran bebés. Imaginen el impacto muy diferente que
tendrían sobre el público estas dos maneras de expresarse.
Especial. “El
amamantamiento establece una relación especial”. “Arme un rincón especial para
amamantar”. En nuestra familia, las comidas especiales llevan más tiempo. Las
ocasiones especiales implican trabajo adicional. Lo especial es lindo, pero es
complicado, no es una parte permanente de la vida, y no es algo que uno quiera
hacer con mucha frecuencia. Para la mayoría de las mujeres, amamantar debe
encajar fácilmente en una vida llena de ocupaciones – y por supuesto que
encaja. "Especial” es un consejo para el destete, no para el
amamantamiento.
El amamantamiento es lo mejor; la leche aritificial es
lo que le sigue. No de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud. La
jerarquía de la OMS establece;
1) amamantamiento;
2) la leche de la madre del
bebé extraída y administrada al bebé de alguna otra manera;
3) la leche de otra
mujer; y
4) alimentación artificial.
Debemos tener este punto bien claro en
nuestra mente y aclararlo a los demás. “Lo más parecido a la leche de mamá”
viene de otro pecho humano, no de una lata. La muestra gratis exhibida de
manera tan tentadora en el estante del consultorio del médico es la cuarta
solución a los problemas del amamantamiento.
La leche de fórmula es necesaria en algunas circunstancias.
Sólo porque no tenemos bancos de leche humana. La persona que necesita una
transfusión de sangre no recurre a un sustituto de cuarta categoría; hay bancos
que proveen sangre humana para los seres humanos. No necesita tener una
enfemedad especial para calificar como receptor de sangre. Todo lo que necesita
es tener menos sangre. Sin embargo, sólo los lactantes que no toleran la
solución de cuarta categoría tienen el privilegio de acceder a la de tercera.
Me pregunto qué pasaría si se diseñara sangre comercial de bajo precio que
acarreara un riesgo para la salud mucho mayor que la sangre de donante. ¿Quién
sería considerado suficientemente importante como para recibir la sangre
donada? Cuando usamos leche artificial con una cliente, recordémosle a ella y
al profesional de la salud que la atiende que deberíamos tener acceso a bancos
de leche humana. Es más probable que los bancos de leche humana se vuelvan
parte de nuestra cultura si primero se vuelven parte de nuestro lenguaje.
No queremos que las madres que dan el biberón se
sientan culpables. La culpa es un concepto que muchas mujeres aceptan
automáticamente, aún cuando saben que las circunstancias están realmente fuera
de su conttrol. (Mi madre ha llegado a pedir disculpas por el clima.)
La aceptación (casi) instantánea de la culpa por parte
de las mujeres es evidente en las reacciones al siguiente escenario: Supongamos
que usted ha tomado clases de aerodinámica. También ha visto pilotos manejando
aviones. Ahora imaginemos que usted es el pasajero en un avión biplaza. El
piloto tiene un ataque al corazón, y el avión queda en sus manos. El avión se
estrella. ¿Se siente culpable?
Los hombres a quienes les plantée esta situación
respondieron: “No, porque hice lo mejor que pude.” “No. Quizá me sentiría mal
por el avión y el piloto, pero no me sentiría culpable.” “No. Es complicado
pilotear un avión, aún cuando uno haya visto a otros hacerlo.”
¿Qué respondieron las mujeres? "No me sentiría
culpanle por el avión, pero quizá sí por el piloto, porque quizá yo podría
haber aterrizado el avión.” "Sí, porque soy muy dura con mis errores. El
sentirme mal y el sentirme culpable se mezclan en mí.” "Sí. Claro que yo
sé que no debería, pero probablemente me sentiría culpable.” "¿Maté a alguien?
Si no maté a nadie, no me sentiría culpable” Notar las expresiones “mis
errores”, “sé que no debería” y “¿Maté a alguien?” ¡Todo relacionado con un
evento sobre el cual ninguna de estas mujeres tenía control alguno!
La madre que elige no amamantar o que no lo hace por
tanto tiempo como había planeado está haciendo lo mejor que puede con los
recursos a su alcance. Puede haber recibido el discurso estándar de “el pecho
es lo mejor” (el curso de aerodinámica) y puede haber visto algunas madres
amamantando en el centro comercial (ver al piloto manejando el avión en una
pantalla). Claramente esta información no es suficiente. Pero aún así puede
sentirse culpable. Es mujer.
La mayoría de nosotros ha visto madres bien informadas
luchando sin éxito para establecer el amamantamiento, que se vuelcan a la
alimentación con biberón con un sentimiento de aceptación porque saben que
hicieron lo mejor que pudieron hacer. Y hemos visto madres menos informadas
sintiendo más adelante ira hacia un sistema que no les dio los recursos que más
tarde descubrieron que necesitaban. Ayuden a una madre que se siente culpable a
analizar sus sentimientos y pueden llegar a descubrir una emoción muy distinta
de la culpa. Alguien hace mucho tiempo asignó a estas madres la palabra
“culpa”. Es la palabra equivocada.
Ensayemos lo siguiente: usted sufre parálisis en las
piernas como consecuencia de un serio accidente. Los médicos y fisioterapeutas
le explican que aprender a caminar nuevamente llevaría meses de trabajo
extremadamente doloroso y difícil, sin garantía de éxito. La ayudan a ajustarse
a vivir en silla de ruedas, y le brindan apoyo para superar las dificultades
que surgen. Veinte años más tarde, cuando sus piernas ya están atrofiadas más
allá de toda esperanza, usted conoce a alguien que sufrió un accidente idéntico
al suyo.“Fue difícil”, le dice, “tres meses en el infierno. Pero camino desde
entonces” ¿Usted se sentiría culpable?
Las mujeres a las que les plantée éste escenario me
dijeron que se sentirían furiosas, traicionadas, engañadas. Desearían poder
hacer las cosas de nuevo con mejor información. Lamentarían las oportunidades
perdidas. Algunas mujeres dijeron que se sentirían culpables por no haber
buscado más opiniones, por no haber perseverado en ausencia de información y
apoyo. Pero dejando de lado la culpa de género, no nos
sentimos culpables cuando se nos niega un placer. La madre que no amamanta
afecta negativamente su propia salud, aumenta la dificultad y el gasto de la
crianza, y se pierde una de las más maravillosas relaciones que nos ofrece la
vida. Se ha perdido algo básico para su propio bienestar. ¿Qué imagen de las
satisfacciones que brinda el amamantamiento transmitimos cuando usamos la
palabra “culpa”?
Usemos
las palabras que las madres mismas me dieron para expresarnos: "No
queremos hacer que las madres que alimentan con biberón se enojen. No queremos
que se sientan traicionadas. No queremos que se sientan engañadas" Retiren
las implicancias que se depositan sobre el "no queremos hacerlas sentir
culpables” y encontrarán un sistema que intenta cubrir sus propias huellas. No
está tratando de proteger a la madre. Está
tratando de protegerse a sí misma. Seamos sinceros con las madres, apoyémoslas
cuando el amamantamiento no funciona y ayudémoslas a dejar atrás esta palabra equivocada
e inefectiva.
Ventajas
y desventajas. El amamantamiento es claramente un tema de salud – no se trata
de una elección entre dos opciones equivalentes. "Una desventaja de no
fumar es que es más probable que el humo de otro fumador le moleste. Una
ventaja de fumar es que puede ayudar a perder peso.” El tema real es la
mortalidad y morbilidad diferencial. El resto – ya sea que hablemos de tabaco o
de leche artificial para bebés – es sólo humo.
Un
centro de maternidad usa un enfoque “balanceado” en una “tarjeta de preferencia
de alimentación del lactante” que lista deposiciones inodoras y el regreso del
útero a su tamaño normal entre los cinco renglones de ventajas del
amamantamiento. (¿Esto quiere decir que el útero de la madre que alimenta con biberón
nunca regresa a su tamaño normal?) Pechos que gotean leche y la imposibilidad
de ver cuánto toma el bebé se incluyen en los cuatro renglones de desventajas.
Una de las ventajas de la alimentación artificial es que las madres la
encuentran “menos inhibitoria y avergonzante”. El centro de maternidad reportó
una buena aceptación por parte del personal médico pediátrico y ningún efecto
sobre los índices de amamantamiento o alimentación artificial. Ninguna
sorpresa. La información no es significativamente distinta de la información
“balanceada” que los vendedores de leche artificial han difundido durante años.
Probablemente sea aún mejor como argumento de venta de leche artificial ya que
ahora tiene el respaldo claro de un centro de salud. “Totalmente informada”, la
madre se siente con confianza para tomar una decisión que tiene impacto de por
vida sobre su salud y la de su hijo basándose en el olor de los pañales y la
cantidad de piel que ella pone al descubierto en cada toma.
¿Por
qué las compañías de leche artificial para bebés ofrecen listas de pros y
contras que aceptan las limitaciones de sus productos? Porque cualquier enfoque
“balanceado” que es presentado en una cultura altamente parcial apoya
automáticamente la parcialidad. Si A y B son casi equivalentes, y si más del
90% de las madres finalmente eligen B, como hacen las madres de los EEUU (de
acuerdo con una encuesta no publicada de 1002 madres realizada por los
laboratorios Ross que indicó que menos del 10% de las madres amamantaban hasta
el año), tiene sentido hacer lo mismo que la mayoría. Si hubiera una diferencia
importante, seguramente los profesionales de salud lo dirían y no se
mantendrían al margen del proceso de toma de decisión.
Es la
elección de los padres. Ciertamente. Pero mantenerse al margen del proceso de
manera deliberada implica que la lista “balanceada” es correcta. En un número
reciente de la revista Parenting, un pediatra comenta, “Cuando visito a una
madre reciente por primera vez le pregunto ‘¿Le da el pecho o el biberón?’ Si
me dice que le da el biberón, asiento con la cabeza y digo OK, y sigo con las
preguntas. Apoyar a los padres involucra apoyarlos en cualquier elección que
hagan; uno no se lanza en el puerperio y le dice a una mujer que está
cometiendo un error terrible, perjudicando a su bebé y a sí misma.”
Sin
embargo, si una mujer le anunciara a su médico en el medio de un examen físico
que empezó a fumar unos días antes, el médico se aseguraría de que la paciente
entendiera los riesgos, razonando que este es el mejor momento para hacerla
cambiar de parecer. Es hipócrita e irresponsable tomar una posición clara con
respecto al tabaco y “dejar que los padres decidan” acerca del amamantamiento,
sin asegurarse en primer lugar de que tengan una base de información. Las
elecciones de vida son siempre prerrogativa del individuo. Esto no quiere decir
que las fuentes de información deban permanecer mudas, tampoco que los padres
que opten por el biberón no reciban información que podría llevarlos a una
decisión diferente con un futuro hijo.
Amamantamiento.
La mayoría de los otros mamíferos nunca ven su leche, y dudo que cualquier otra
madre mamífera deliberadamente alimente a su cría basando los intervalos entre
tomas en el nivel de apetito que ella infiere que la cría tiene. Amamantar
tranquiliza a la cría y sin duda hace sentir bien a la madre. Somos el único
mamífero que conscientemente usa el amamantamiento para transferir calorías… y
somos el único mamífero que tiene problemas crónicos en la transferencia.
Puede
ser que las mujeres digan que “dieron el pecho” durante tres meses, pero en
general dicen que “amamantaron” tres años. El amamantamiento sin dificultades y
prolongado involucra olvidarse del pecho y del alimento (y la duración, y el
intervalo, y la transmisión de los nutrientes adecuados en las cantidades
correctas, y la diferencia entre las necesidades de succión nutritiva y no
nutritiva, todo lo cual es el foco de los folletos de las leches artificiales)
y enfocarse en cambio en la relación entre el bebé y la mamá. Digamos a las
madres que esperamos que no “alimenten al pecho” – que las verdaderas alegrías
y satisfacciones de la experiencia comienzan cuando dejan de dar el pecho y
comienzan a maternar al pecho.
Todos
los que pertenecemos a esta profesión queremos que el amamantamiento sea el
punto de referencia biológico. Queremos que sea la norma cultural; queremos que
la leche humana esté disponible para todos los bebés humanos, sin importar las
circunstancias. Un primer paso necesario para lograr esos objetivos está a
nuestro alcance inmediato. Todo lo que tenemos que hacer es… cuidar lo que
decimos.
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